miércoles, marzo 29, 2006

Sobre "Te doy mis alas"


Hace algún tiempo les conté que asistí a un festival de cortos en el teatro de la UdeC donde vi uno que me gustó muchisimo. Cuento "corto", el mismo será transmitido este sábado 1 de abril en el canal 13 durante la transmisión del programa "Flor de país" a eso de las 18ºº (aprox).

La invitación es a que lo vean y se conmuevan con una historia que nos muestra la amistad que atraviesa las barreras de la edad y un caso, que aunque puede verse lejano, está más cerca de lo que pensamos.


También pueden leer lo que escribí cuando este corto llegó a mi vida. (el vínculo está en el título)

jueves, marzo 16, 2006

Sobre ser mujer (lado b)


Hay muchas, pero no nos vemos:
Lascivas flores malditas.
Besos de madrugada, flores de malas intenciones y pétalos ocultos, seducción.
Transgresiones.
Páginas escritas con caracteres incomprensibles ...
Mujeres, hay muchas y todas incomprendidas. Cargamos sobre nuestras espaldas el sino de la pureza virginal. No puedes mirarnos sin sentir de algún modo que haces algo prohibido, pecado de la carne... inmundicia del deseo. Ves en nosotras lo que tu mente trata de ocultar de tu cuerpo, mas no ves que nosotras somos lo mismo al otro lado.

Estoy esperando que lance la primera piedra quien jamás se ha visto envuelto en las corrientes del deseo... estoy esperando.

Ser mujer es todo un reto, para mi lo ha sido al menos: ser una señorita, delicada, de buen gusto, femenina, apta para decir lo apropiado en el momento justo y que nadie diga que eso es del siglo pasado porque en las subterraneas corrientes del pensamiento actual y a la hora de los "quiubos" eso adquiere un peso que podriamos no creer... y si creen que hablo fuera del tiesto preguntenle a Mente que tiene unas ideas bien interesantes sobre lo que tiene que ser una mujer.

Somos poseedoras de una amplia gama de identidades, somos susurros en los oidos y aún asi la sociedad nos castiga, y esta ves no estoy hablando en términos que rayan en el feminismo o en los lindes más comunes de la causa, sino que me comparo con el protagonista de una cierta historia:

" Había una vez un cierto apuesto joven que sedujo en la misma noche a dos damas. Cuan encantador habrán sido sus modos y formas que dos corazones quedaron prendados de sus ojos y cayeron bajo el manto de la seducción."

Una historia que podría haberse dado en el más encumbrado salon de una corte del siglo XIX, en un relato de Stendhal o en cualquiera de los carretes a los que todos vamos o hemos ido. En cualquiera de estos casos hay una "otra historia" en potencia:

"Había una vez dos amigas que al no ponerse de acuerdo en cual de las dos desplegaría el manto de sus encantos , esa noche, para seducir a un apuesto joven decidieron hacerlo al mismo tiempo "Total - se dijeron - asi podremos comparar nuestra experiencia". El joven sin poder resistir a las dos seductoras damiselas repartió entre ellas sus gracias toda la noche."

Comparo el ser mujer y ser hombre en ambas narraciones, me comparo con el de la primera y creo que ambas son los lados de una misma historia.

Las mujeres tenemos un lado castigado, como he dicho antes, por la sociedad a mantenerlo oculto y muchas veces hasta a avergonzarnos de él. Ya me pasó muchas veces y creo que definitivamente ya no más. Por qué, me pregunto siempre, es tan fácil para un hombre: él tira con cuanta mina se le cruza por el frente y es un super macho, en cambio, mientras más de su casa es la niña es más mujer.

Reconozco que exagero un poco los extremos y también que le veo un lado amable al asunto: este lado al que he denomidado como castigado es todo un mundo misterioso a descubrir, no hay seducción sin misterio. No obstante, tambien pienso en todas las mujeres que se ven reprimidas, que han tejido su mundo excluyendo una parte importante de ellas mismas y que dado un cierto tiempo vuelcan sus ojos a su vida y a su persona, viendo que hay un gran hueco.

Es fácil perder el autoestima y dejar de quererse. Hay mujeres que nunca se han sentido deseables por el simple hecho de que usar esa palabra en ellas misma es inmoral y ni hablar de ser capaces de despertar la "lascividad" de un hombre o de que ellas lo sientan. Estamos en los inicios del siglo XXI, pero esto es una realidad.

Creo que hasta a mi me cuesta reconocerlo públicamente: Si, la lascivia y el deseo también se apoderan de mi. (no tanto parece jeje) Como han podido ver hace unos días cambié mi nombre y creo que es porque estas ideas hace tiempo dan vueltas en mi cabeza y la verdad es que considero tener claro que es lo que soy a cabalidad es importante... y ya basta de mi nombre tan lindo y bueno: soy una mujer con mis sentidos bien puestos y he leido a Baudelaire que me condena como a las demás: también soy una flor del mal.

No quiero decir más, porque me interesa saber qué piensan o cuál es su experiencia al respecto o si están o no de acuerdo conmigo o, si es mujer, le ocurre esto a usted?. He dicho.-

miércoles, marzo 01, 2006

Vida, miedo y muerte

Vivir es una acción que realizamos sin cuestionar, sin analizar. Yo vivo, tu vives, el vive, etc. Es fácil y regular. Vivimos pendiente de nuestras metas, de la gente, todo es realizable porque estamos vivos.

Objetivamente podemos decir que en la vida hay de todo: pena, alegría, injusticia, justicia, lealtad, sol, manzanas y peras como "buenos" y "malos", etc. Y claro, mi vida es como la de cualquiera y la vivo.... la vivía, quiero decir, sin tomar conciencia de ella en su conjunto. El momento es importante, los recuerdos y el futuro, pero como entidades separadas por una membrana invisible que hace que los esquematicemos en nuestra cabeza sin darle la posibilidad de juntarse.

Por qué tiene que ocurrirnos algo para volver los ojos y prestarle atención.

Hace algún tiempo mi espacio de lo cotidiano se llenó de algo con lo que había estado luchando años atrás: el miedo. Pero ya no era el miedo o el pánico ante lo muerto con que antes lidiaba, sino una nueva dimensión que inevitablemente me llevó a ver matemáticamente mi propia existencia, siempre tan llena de pajaritos y papel impreso.

Algo tan nimio como ponerme el pijama y sentarme en la cama ha sido para mi, este último tiempo, un evento crudo que hace que me vuelva de 5 años y tema, pero no al monstruo o a lo oscuro, sino a cerrar los ojos y no volver a abrirlos.

Me pregunto qué diablos habrá dentro de mi cabeza que me obligó a suspender la tesis, a alejarme de los libros y llenarme de pildoras hasta para sonreir. Obviamente mi "normal" vida se ha transformado a un futuro hipotético, el cual sería dificíl de conjugar hasta por la gramática más camella.

Últimamente me he tomado las cosas con bastante humor y he transformado eso que ni yo logro descubrir en un tumor cerebral potencial, que puede no existir físicamente, pero cuya figura concentra cada una de las cosas que conjuraron mis dolores de cabeza: el duelo y el desamor que dejo mi autoestima por el suelo.

Todo parece tan confuso, pero creo que no es más que un nuevo cambio de etapa... tal vez mi vida se está sacudiendo en vez de despedirse como lo he temido. Sea lo que sea, yo haré lo que haya que hacer y lipiaré mi corazón, dejandolo nuevito para el próximo viaje.

Todos sentimos miedo, yo temo a mi muerte y a lo muerto; ¿y usted?.-